Padre Salvador Gonzalez, OMI: El mejor regalo para un matrimonio es Jesús

Originalmente publicado en el Mensajero para los lectores de lengua español e inglés en la diócesis de Belleville.  Haga clic aquí para leer en ingles

Padre Salvador Gonzalez, OMI

Padre Salvador Gonzalez, OMI

En la fiesta de las bodas de Caná, Jesús se revela y se hace presente así como lo hizo en el pasado, en su bautismo en el Jordán, y como se manifestó en su bautismo a los reyes magos. Jesús revelo su Gloria y sus discípulos creyeron en El.”

Hoy de nuevo Jesús escoge el matrimonio para revelarse.

Cuando Jesús es el invitado de honor en la boda, cuando es invitado por la pareja, cuando Jesús se hace presente en el matrimonio, confirma la unión de la pareja en su triple dimensión: física, sicológica y espiritual.

Jesús toma algo tan “natural” como es el amor y la unión de un hombre y una mujer y lo eleva a lo “divino” a la categoría de Sacramento.

Podemos decir que, un matrimonio cristiano bendecido por Dios es un verdadero milagro. Dios revela su poder en la unión matrimonial.

Si en Caná Jesús transformó el agua en vino, en los hogares donde se da lugar a Jesús se vive el poder de su presencia que transforma todas las condiciones familiares.

Hoy entre nosotros sucede lo mismo que en Caná, la pareja que empezó con entusiasmo y alegría su vida matrimonial – el vino es símbolo de esta alegría y entusiasmo – al pasar los días y los años este vino se acaba y los sentimientos humanos, justamente por ser humanos, se van deteriorando y se llega al cansancio, a la rutina, a la tristeza y quizá hasta al rechazo.

El remedio eficaz para afrontar estas tragedias nos lo dan los esposos de Caná de Galilea: invitar a Jesús.

Si Jesús está en nuestra casa, a Él se puede acudir cuando el entusiasmo disminuye, cuando decae el atractivo físico, cuando se va apagando el amor con que se comenzó, porque Jesús puede convertir el agua de la rutina en vino nuevo y generoso, es decir, puede convertir el amor juvenil en un amor más maduro y profundo, más duradero, más comprensivo de mutuo conocimiento y con capacidad de perdonar.

A Jesús se le invita a la boda, reconociendo desde el noviazgo que el matrimonio no es asunto privado entre el hombre y la mujer, sino un llamado o una vocación en donde se realiza la propia vida y el propio destino, siguiendo el proyecto y el ideal que Dios estableció desde el principio y para lo cual Él mismo da la capacidad.

Vivir la vocación del matrimonio, significa vivirlo en alegría: “porque hay mayor alegría en el dar, y en el darse, que en recibir”.

El matrimonio no es una vocación para “aguantarse” y “soportarse” el uno al otro, sino para realizarse en el amor, compartiendo la vida en todas sus dimensiones y transmitir esa vida en plenitud.

Este milagro de Jesús sólo se realiza con la presencia de María. Recordemos que ella fue invitada a Caná, lo mismo que Jesús. En esta época en que falta el vino del amor, en que la vida se ve amenazada por el egoísmo, la invitación a María se hace necesaria para repetir el milagro del amor y la vida. Ella puede hacer, con sus ruegos, que Jesús convierta el agua en vino y Ella estará insistiendo a los esposos: “hagan lo que Él les diga”.

4 Trackbacks & Pingbacks

  1. Fr. Salvador Gonzalez, OMI: “The Best Wedding Gift is Jesus” | OMIUSA
  2. Meeting of Religious Brothers in Rome | OMIUSA
  3. Fr. Salvador Gonzalez, OMI: “God’s Plan for the couple.” | OMIUSA
  4. Reflections by Fr. Salvador Gonzalez, OMI | OMIUSA

Comments are closed.

<