Reconociendo la Cruz oblata

Publicado Originalmente en OMIWORLD.ORG

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Extractos de un correo electronic del 16 de febrero del P. Ronald CAIRNS, Provincial de la Provincia Norte de Sudáfrica, al P. Louis LOUGEN, Superior general.

580-cairns-1La pasada noche, tras una hermosa celebración oblata en Germiston, donde instalé al P. Rodney GEORGE como Maestro de novicios y recibí a los 12 nuevos novicios, de regreso a casa y en agradecimiento a Dios, estaba rezando el rosario cuando fui violentamente sacado de mi automovil en uno suburbio llamado Kew. Estando detenido ante el semáforo a las 7:30 p.m., de pronto vi a un joven en el vehículo de delante apuntando a mi cabeza con un arma e inmediatamente después a otro joven con un arma apuntando a mi cabeza desde la puerta del conductor del automóvil. El chico me tiró fuera y los dos se metieron en el vehículo y se fueron.

Los automóviles de detrás y los otros vehículos al otro lado de la calle ni siquiera se pararon para ayudarme. Pero, de pronto, dos jóvenes bajo la influencia del alcohol y las drogas corrieron hacia mí y me dijeron: “Mi sacerdote, mi hermoso sacerdote… y usted es un oblato”. Sucedía que uno de esos chicos solía haber sido uno de mis monaguillos; vive ahora en Soweto y conoce al P. Zweli, reconociendo mi hábito oblato. Yo estaba sorprendido.

Estos dos chicos (traficantes de drogas) me acompañaron durante un largo paseo hasta su casa, donde había gente bebida o bajo la influencia de las drogas. Me dieron agua con azúcar y me pidieron una bendición y que rezara por ellos, organizaron todo de modo que un vecino me llevara a casa en automóvil. Es increíble cómo actúa Dios. Mientras esperábamos que llegara el automóvil del vecino pude compartir con ellos y les supliqué que cambiaran de camino y me prometieron que irían a Misa el domingo…

Las noticia de algún modo se propagó y de regreso a casa dos sacerdotes y mucha gente estaban esperándome angustiados.

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Crédito de la foto:www.alexnews.co.za (2013)

Me llevaron a la policía y tuve que escribir durante horas dos declaraciones, dado que había una lucha de poder entre dos capitanes. Pero la policía trataba de ayudarme y fue educada y cortés. Luego un detective de paisano me vio y me dijo: “Usted es un oblato”. Había reconocido el hábito y me dijo que se había educado con los oblatos en Soweto. Entonces todo fue rápido. Pero tomó horas.

No se por qué el Buen Dios y Nuestra Señora permitieron el robo del automóvil, pero lo ofrecí en reparación. Por la consagración a Nuestra Señora, cuyo rosario estaba rezando, y con la protección de mi Ángel custodio y San Eugenio, el Buen Dios me protegió. Normalmente estos jóvenes disparan a matar o te registran. Pero no lo hicieron, ni me registraron ni se llevaron mi cartera con los documentos ni me robaron mi cruz oblata para fundirla y sacar dinero para drogas. No me dispararon y ni siquiera me hirieron. Doy gracias a Dios y a Nuestra Señora por estar vivo y a salvo y, aunque estoy agotado por lo sucedido, no estoy traumatizado y siento paz interior y gratitud.

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