PP. Bramante Marchiol, Lionello Berti y Mario Borzaga

Como presbítero, después de unirse a los Oblatos de María Inmaculada en 1957, Berti aceptó su nombramiento para el Norte de Laos. Laos, una antigua colonia francesa independiente desde 1955, tenía entonces un poco más de tres millones de habitantes pertenecientes a un mosaico de grupos étnicos muy diferentes unos de otros por su lengua, costumbres y tradiciones.

Los Oblatos de María Inmaculada estaban presentes desde 1935 en el Norte del país, en una zona con una población animista y budista. La llegada de seis jóvenes presbíteros italianos dio nuevos ímpetus al trabajo misionero. En 1963 se creó el Vicariato de Luang-Prabang y Monseñor Berti sería su primer obispo. Las condiciones de vida de la población en este país pobre y sin medios de comunicación, se complicaban a causa de las acciones de las guerrillas de facciones opuestas, entre ellas los comunistas de Pathet-Lao, comprometidos en alcanzar la independencia.

En este contexto era fácil identificar la religión católica como “la religión de los colonialistas” y los misioneros pagaron el precio. De hecho, de entre los que en aquellos años sacrificaron sus vidas por su compromiso en los servicios pastorales, un total de 17 presbíteros y catequistas fueron beatificados el 11 de diciembre de 2016 en Vientiane. Además los primeros misioneros habían llegado junto a los colonizadores franceses que vieron en la propagación de la fe cristiana un posible vehículo para extender su influencia política entre la población.

De izquierda a derecha: con el Papa Juan XXIII en 1962 y con el Papa Pablo VI en 1963

En 1962, a tan solo 37 años de edad, el P. Lionello Berti fue consagrado obispo y nombrado Vicario de Luang-Prabang. Cuando la zona de Luang-Prabang fue confiada a Monseñor Berti había 80 católicos mientras que en 1968, el año de su muerte, había mil: en cinco años de ministerio pastoral, a pesar de la pobreza de fondos y personal, la misión extendió sus fronteras a Tailandia, Birmania y China. Berti comenzó las obras de construcción de la catedral, el seminario y las escuelas. Confió el cuidado de los enfermos y parcialmente la formación de catequistas a las Hermanas de la Caridad. Fundó una congregación de “Auxiliares de María Madre de la Iglesia” para la formación humana y cristiana de mujeres, un Instituto Secular que todavía hoy continúa su trabajo.

En el funeral del Mgr. Berti

De manera inexplicable, unos minutos antes de llegar a su destino, el avión en el que viajaban se estrelló en el Mekong. De un total de 35, los restos de los cuerpos de 13 fueron desgarrados por los animales del río. Once días después del desastre, el cuerpo del joven obispo emergió del río milagrosamente intacto.

Durante la revolución de 1975 los misioneros extranjeros fueron expulsados, sus propiedades expropiadas y destinadas a usos civiles, la capilla trasformada en almacenes y no quedó rastro de la tumba de Monseñor Berti durante treinta años. Posteriormente, gracias a un paciente trabajo de mediación con las localidades locales laosianas, la tumba fue reconstruida y reparada con dignidad. (PA) (Agenzia Fides, 23/2/2018)