“La situación en Venezuela es un desastre. Al tener la inflación más alta del mundo, después de  cuatro años consecutivos, está provocando que el sueldo mínimo mensual del venezolano sea el más bajo del planeta ¡menos de un dólar al mes! No hay economía que sobreviva a esta situación. Hay un desánimo generalizado en la sociedad y un deseo de salir a otros países”.

El P. José Manuel Cicuéndez, español, ha llegado a Venezuela en 1999, cuando subía al poder Hugo Chávez. Ha vivido por tanto las diversas etapas, comprendida esta última que es la más dramática.

“El gobierno, apoyado por los militares, tiene todo el control del poder en el país: ejecutivo, judicial y el legislativo. El presidente Maduro lleva dos años con poderes absolutos para dictar leyes sin consultar a la asamblea legislativa. Por otro lado, la oposición está dividida y decaída, muchos de sus líderes están presos o inhabilitados. No tiene un proyecto alternativo al gobierno. Lo más doloroso es que pese a tener todo el poder, el gobierno es incapaz de encontrar soluciones a los problemas del país: hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, violencia e impunidad, corrupción, etc. Su única obsesión es seguir en el poder”.

P. Jose Manuel Cicuéndez, Mgr. Ramiro Diaz y P. Nene Tasar

“La Iglesia ya ha intentado ayudar al diálogo entre gobierno y oposición, pero no funcionó. Pese a todo sigue buscando soluciones para los problemas reales. Pide que haya justicia y paz en Venezuela e intenta educar a las personas en estos valores”. El Padre Cicuéndez es párroco en la ciudad de Catia la Mar, a 34 km de la capital, es profesor en el Seminario y responsable de la formación diocesana de los laicos. La parroquia de los Oblatos abarca una población de sesenta mil habitantes. Además del padre José, están con él su compatriota Monseñor Ramiro Díaz, obispo emérito del Vicariato Apostólico de Machiques, y el congoleño padre Nené Tasar. Los misioneros dirigen un centro parroquial de educación y formación para el trabajo para niños y adolescentes. De acuerdo con su carisma, buscan “caminar con la gente y permanecer cerca de los más pobres”. Desde 2015 hasta ahora se han formado 16 comunidades eclesiales de base aunque el sueño es tener todavía  muchas más. Otra prioridad es, sin lugar a dudas, la catequesis kerigmática. En los últimos años se han formado e instituido los ministerios laicales: para la evangelización, la liturgia, la pastoral social, la catequesis y la pastoral juvenil. “Es un servicio que hace crecer a la Iglesia”.

Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Catia La Mar

¿Qué puede hacer y cómo se está moviendo la Iglesia de Venezuela?

“La Iglesia de Venezuela, es una Iglesia que, como todo el país, sufre la grave crisis social, económica y política. No podemos ser ajenos a esta realidad. Muchos laicos, están saliendo y emigrando del país, especialmente los jóvenes. Es algo muy doloroso porque se pierden agentes de pastoral en nuestras comunidades. La grave situación económica, nos impide tener recursos para las actividades normales de la pastoral, muchos sacerdotes pasan estrecheces económicas, al igual que los laicos. Las tensiones políticas en algunos momentos se han reflejado dentro de la misma comunidad, algunos laicos y sacerdotes, cada vez menos, apoyan al gobierno y otros están en contra. Estas divisiones debilitan a la Iglesia. Sin embargo, pese a tantas adversidades, la Iglesia es signo de esperanza y de credibilidad para la sociedad. Sigue anunciando a Jesús en medio de esta situación tan dolorosa. En nuestra diócesis de La Guaira está en un proceso de renovación y aplicando su Plan Pastoral”. 

¿Hay lugar para Dios?

“Cuando tantas cosas fallan, cuando se pasa hambre, cuando no hay medicinas y los hospitales no tienen medios para atender a los enfermos, cuando no se vislumbran esperanzas de cambio, cuando las familias se rompen por la emigración, la gente se acerca… Muchas personas acuden a nosotros buscando consuelo, esperanza, palabras de aliento. Hay mucho lugar para Dios en nuestra sociedad y nuestro pueblo de Venezuela. En este sentido cada vez hay más lugar para Dios”.

Los oblatos en Venezuela

¿Cuál es la principal dificultad que encuentras?

“La dificultad principal es la carencia de cosas elementales: alimentos básicos, productos para el aseo personal, medicinas, repuestos para los vehículos. La Inflación que vivimos, que hace que muchos productos sean inalcanzables para nuestro dinero. Igualmente, una gran amenaza es la inseguridad y la violencia, los robos son muy frecuentes. Nos han robado varias veces en la casa, en la parroquia y en los vehículos. Lo que más necesitaríamos sería poder tener la posibilidad de obtener ayuda humanitaria: medicinas y alimentos. Lamentablemente el gobierno nacional impide traer esta ayuda y se niega a reconocer la terrible situación que vivimos. También necesitamos la oración de todos por nuestro país”

¿Hay algunos proyectos que sea importante sacar adelante?

El trabajo con Caritas diocesana y parroquial. Tenemos varios proyectos, que ya están en marcha. Uno es un comedor en la zona más pobre de la parroquia. Estamos dando almuerzos para 90 niños y algunos ancianos, tres días a la semana.  El segundo proyecto es la distribución de medicinas que recibimos por algunas pequeñas donaciones del extranjero. Y el tercero es un ropero parroquial. Son pequeñas acciones ante la inmensidad de carencias que hay, pero es la acción de la comunidad”.